sábado, 17 de septiembre de 2011

Una Comedia Ligera

SINOPSIS

Un verano de la posguerra: la guerra civil empieza ya a ser un recuerdo, aunque su huella resulte visible tras la forma en que se organiza la vida cotidiana de los supervivientes. 

Estamos en Barcelona, y también en una no lejana localidad de veraneo, donde Carlos Prullàs, un distinguido comediógrafo cuyas piezas empiezan a quedar pasadas de moda, vive las perplejidades de la entrada en la edad otoñal, no menos que la indecisión y el titubeo entre simultáneos o sucesivos reclamos amatorios. 

Parece el esquema de una comedia burguesa de costumbres, pero la irrupción del crimen y la intriga policial convierte la indagación humana en intermitente investigación detectivesca.

CRÍTICA

Si juzgamos "Una comedia ligera" considerándola desde el género detectivesco, a todas luces nos resultará decepcionante, si bien es cierto que Mendoza desde el principio deja claro al lector que el libro que tiene en las manos dista mucho de ser una novela policíaca. Se ajusta más a una comedia mordaz al principio, con tintes trágicos al final.

En este caso, a diferencia de lo que sucede con el protagonista de la trilogía "El misterio de la cripta embrujada", "El laberinto de las aceitunas" y "La aventura del tocador de señoras", que bien podría pertenecer a cualquier novela picaresca española de nuestro Siglo de Oro, Carlos Prullàs es mucho más cínico e insolente, motivos por los cuales resulta mucho menos entrañable, costando sentir por él el mismo grado de empatía.

Por contra, Mendoza en esta novela nos muestra al detalle un nutrido grupo de ricos personajes secundarios cuya existencia en la trama es tan importante como el truhán de Prullàs. Este variopinto clan está compuesto por mujeres y hombres de distintas edades y estratos sociales (alta burguesía, clero, bajos fondos, ejército, el mundo de la farándula ...), vehículos mediantes los cuales el escritor ofrece al lector una visión minuciosa y costumbrista de la Barcelona de finales de los años cuarenta.

Poco más se me ocurre comentar. Terminada su lectura no puedo más que convenir con Mendoza en lo acertado del título.

Puntuación:

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