viernes, 31 de julio de 2015

El Sapo Kröte

A la mañana siguiente, Kröte emprendió su viaje en busca de Munchi - Munchi. Iba acalorado porque era tarde y el sol ya apretaba mucho. Tendría que haber salido antes, pero a él no le gustaba nada, pero nada, madrugar. Menos mal que se le había ocurrido hacerse una especie de gorra con un nenúfar para protegerse de la intensidad de Lorenzo. Iba cariacontecido, a él tampoco le gustaba moverse. Además, encontrar a esa ratoncita con tan pocas pistas, parecía una misión imposible … Sudoroso y fatigado casi antes de empezar, decidió sentarse en una roca a descansar. - Veamos - pensó - ¿qué información tengo?. La ratoncita se llama Munchi - Munchi y debe vivir lejos. También es amiga del viejo Búho Uhu y de la sabia Tortuga Renata … - de repente algo captó la atención de nuestro anuro. ¡Pero qué veían sus ojos!, una jugosa y revoloteante … mosca!. Con rapidez, extendió su larga lengua y se la llevó a la boca con deleite. Justo cuando iba a empezar a disfrutar de su manjar, escuchó una voz severa proveniente del agua - ¡Kröte!, ¡suelta la mosca inmediatamente! - El sapito muerto de vergüenza, dejó ir al insecto. - ¡No acabas de salir y ya estás parado!, ¡parece mentira! ¡te distraes con una mosca! - dijo severa el Hada Fata. - Lo siento - intentó disculparse Kröte - pero la culpa no ha sido mía, ella estaba tan cerquita… - Excusas. Tonterías las justas Kröte. Vuelve a la tarea inmediatamente - dijo el Hada cada vez más enfadada. - Pero Fata, lo que me has pedido es imposible. No sé cómo hacerlo, necesito ayuda. -dijo lastimeramente- Bueno sapito- contestó la ninfa con algo más de amabilidad - si no sabes, siempre puedes recurrir “al Tío Mañas” - y con una risa burbujeante, se diluyó en la corriente. Kröte se quedó pasmado rascándose la cabeza. - ¡Menuda ayuda! - se dijo. - ¿Ahora tengo que encontrar a ese tal Mañas también?. ¡Ufff qué fatiga! - y resoplando, se recostó en la roca derrotado...

martes, 28 de julio de 2015

El Hada Fata I

Uhu miraba a Munchi con preocupación. Ambos estaban sentados al pie del árbol, que la ratoncita había usado para tratar de aliviar su picor. Parecía que el malestar había remitido y que al menos ya no lloraba. - No te preocupes pequeña, ya verás como Renata tiene algún remedio para curarte. - dijo el búho abrazándola con su gran ala, intentando consolarla. - Me siento mejor Uhu, estoy triste porque nunca podré convertirme en niña. - dijo afligida entre hipidos. - Bueno, en el bosque tienes muchos amigos, debes pensar en ellos y animarte. - Contestó el viejo búho, al que de pronto se le habían erizado las plumas al notar una incipiente brisa. - Es tarde Munchi, deberíamos regresar ... - y al poco, ambos emprendieron el vuelo, sin ser conscientes de que la brisa se había hecho más fuerte, y que poco a poco, se iba desplazando convertida en aire hacía el río. Al llegar, se transformó en pequeños remolinos para envolver a los juncos, mecerlos y susurrarles. Aparecieron por su movimiento ondas en el agua, que poco a poco tomaron forma de figura humana... 

De esa manera fue como el Hada Fata se enteró de la jugarreta que Sakún le había hecho a nuestra protagonista. Emergió del estanque muy enfadada, rociando gotitas de indignación. - Este brujo farolero, siempre haciendo de las suyas ... - Merecería un escarmiento Fata – dijo una de las ranitas que se habían reunido entorno a ella. - Bueno, él mismo se ha castigado por no escuchar, y seguirá dormido durante muchos, muchos años – contestó Fata con una enigmática sonrisa. - Mejor vamos a intentar ayudar a esa rantoncita... Veamos, ¿dónde está el Sapo Kröte? - Tumbado a la bartola, encima de ese nenúfar – dijo la misma ranita de antes, que era un poco charlatana y acusica. El aludido, sólo pestañeó con aire taciturno. Ante semejante actitud, Fata dudó si sería bueno encomendarle a él la tarea pero de todos los habitantes del lago, era el que mejor se orientaba. Además, pensó al examinar su oronda figura, no le vendría mal un poco de ejercicio. - Acércate sapito – dijo suavemente – necesitamos tu ayuda ...