martes, 30 de diciembre de 2014

El médico alemán

Título original: Wakolda
Año: 2013
País: Argentina
Directora: Lucía Puenzo
Reparto: Àlex Brendemühl, Natalia Oreiro, Diego Peretti, Elena Roger, Guillermo Pfening, Ana Pauls, Florencia Bado, Alan Daicz, Abril Braunstein, Juani Martínez
Género: Drama, intriga.

SINOPSIS

En el verano de 1960, un médico alemán (Àlex Brendemühl) conoce a una familia argentina en la región más desolada de la Patagonia, y se suma a ellos, en caravana, por la ruta del desierto. El viajero no es otro que Josef Mengele, uno de los criminales más grandes de la historia. Desconociendo la verdadera identidad del alemán, al llegar a Bariloche, Enzo (Diego Peretti) y Eva (Natalia Oreiro) lo aceptan como primer huésped de la hostería que poseen, a orillas del Lago Nahuel Huapi. Aunque el extraño personaje les genera a los anfitriones cierto recelo, progresivamente se verán seducidos por sus modos, su distinción, su saber científico y sus ofertas de dinero...

CRÍTICA

Echando un vistazo al histórico del blog, es evidente que este año no ha sido muy prolífico, y que si algo he tenido especialmente abandonado ha sido el cine. A modo de redención para el próximo año, mi última entrada del 2014 va a ser sobre una película, en concreto “El médico alemán” de la directora argentina Lucía Puenzo, adaptación de su propia novela homónima.

La historia nos sitúa en los años 60, donde un solitario médico alemán conoce a una familia argentina en una apartada región de la Patagonia. Éste se unirá a ellos para formar caravana en su viaje hasta Bariloche, donde los padres regentan un hostal. Una vez allí, el médico decide hospedarse con ellos, y poco a poco ira despertando en cada uno de ellos sentimientos encontrados como el miedo, la desconfianza y/o la fascinación…

No me agrada demasiado comenzar la crítica cayendo en el spoiler, pero es algo presente en todas las sinopsis que he consultado. Por otra parte, de no hacerlo, creo que en este mismo punto tendría que terminar la reseña. Por tanto me parece inevitable comentar que la película se centra en la figura del nazi Josef Mengele. Dicho esto, para aquellos que esperen una compleja trama de espías, o que necesiten un argumento lleno de acción, está claro que “El médico alemán” les decepcionará. De hecho su cadencia tiende a la lentitud, sobre todo al principio, recreándose mucho más en la imagen y en la fotografía que en el diálogo. Además dista de la clásica clasificación entre buenos y malos, tan típica del cine bélico. No obstante, a su forma “sutil”, la cinta consigue generar una atmósfera mucho más perturbadora, inquietante y siniestra.

La historia está narrada en primera persona por Lilith, la hija adolescente de la familia, y es a través de ella que el espectador va conociendo al misterioso médico. Este hecho ya marca una diferencia importante, pues la visión central del personaje en este caso no viene proporcionada directamente por sus enemigos. Es evidente que lo más destacable de la cinta son estas dos figuras así como la relación que se va estableciendo entre ellas. Interesante como van confrontando candidez y frialdad, inocencia y vileza etc. En este punto resulta imposible no mencionar las magníficas interpretaciones tanto de Florencia Bado como de Àlex Brendemühl, pudiéndose aplicar en mi opinión aquello de tanto monta monta tanto … No obstante el resto de personajes también resultan fundamentales, pues completan la descripción del médico al aportar cada uno de ellos su propio prisma. Por cierto, excelente también el trabajo de los actores secundarios, totalmente a la altura de los protagonistas.

La cinta, por otra parte, está cargada de matices y simbolismos, por ejemplo, no es baladí que Lilith sufra problemas de crecimiento, que el padre de ésta (Enzo) se dedique a fabricar muñecas o que su madre (Eva) fuera educada en un colegio alemán. Sobre todo esto no entraré a desarrollar mucho más, pues creo que es mejor que quien se anime a verla pueda juzgar sin excesiva información. Baste decir que la película da para reflexionar. Yo en mi caso me quedo rumiando sobre el concepto de imperfección, y si no es una simplificación peligrosa considerarla como lo opuesto a la “normalidad”.

En resumen, "El médico alemán" me ha parecido una cinta muy interesante y nada convencional que por supuesto recomiendo.


PUNTUACIÓN 


sábado, 27 de diciembre de 2014

Fuego Blanco

SINOPSIS

Hace ciento cincuenta años, un oso aterrorizó a los habitantes de Roaring Fork, Colorado, y devoró a once mineros. Los esqueletos de ocho de las víctimas todavía se conservan en un almacén del pueblo convertido ahora en una exclusiva estación de esquí. Hacia esta localidad se dirige Corrie Swanson, la impetuosa y rebelde protegida de Pendergast, con la intención de estudiar los restos de los mineros y utilizarlos para escribir su tesis de criminología. El primer día, el jefe de policía le presta todas las facilidades; al día siguiente, sin embargo, le informa de que ya no tiene autorización para investigar. Encarcelada por no haber acatado tal prohibición, Corrie pide ayuda al agente especial del FBI Aloysius Pendergast. No está dispuesta a renunciar a esta investigación, sobre todo ahora que, tras haber observado las marcas de los huesos, está segura de que los mineros no murieron atrapados en las garras del legendario oso. La aportación de Pendergast será aún más inesperada: descubrirá una posible conexión entre la muerte de los mineros y un relato supuestamente perdido de Sherlock Holmes. Pasado y presente se entrelazan en este nuevo y escalofriante misterio del inspector Aloysius Pendergast.

CRÍTICA

Es el primer libro que leo de esta serie protagonizada por el personaje de ficción Aloysius Pendergast, cuyos autores son los escritores americanos Douglas Preston y Lincoln Child. En mi caso no ha resultado un handicap, dado que la trama en sí misma es independiente, no obstante sí existen algunas referencias a historias pasadas así como sobre la vida de los personajes y sus relaciones. De hecho en esta ocasión el agente especial aparece en un segundo plano, siendo la estudiante Corrie Swanson, por lo que se deduce de la lectura personaje recurrente, la figura más visible.

Ya lo he comentado en múltiples ocasiones, en general la novela negra americana suele tener unas características propias que la hacen muy identificable y ésta no se trata de una excepción. Los malos son muy malos, los buenos son muy buenos, y en general ese tufillo de alabada sea América tierra de las oportunidades que suelen destilar. En fin, tengo la impresión de que este libro podría ser fácilmente llevado al cine por cualquier guionista estadounidense, eso sí, con un buen presupuesto para sorprendentes efectos especiales, y dicho sea de paso, el resultado no tendría que envidiar a ninguna de las últimas entregas de James Bond.

No obstante, la historia en general no me ha disgustado. La lectura resulta ágil y entretenida casi desde el principio, aunque el final me ha parecido previsible y demasiado extenso en la parte de la acción. Poco más tendría que añadir, no siendo especialmente entusiasta recomendando el libro si no fuera porque cuenta con una parte que me ha resultado deliciosa: los momentos en los que entrecruzan la trama del presente con Oscar Wilde, Sir Arthur Conan Doyle y con el propio Sherlock Holmes. De hecho, llegan incluso a introducir un supuesto relato perdido del detective, que en mi opinión resulta más que digno, y mira que me considero purista respecto al personaje. Es por esto que animo a leer esta novela, y por lo que no descarto incluir otros títulos de la serie entre mis próximas lecturas.

PUNTUACIÓN 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Reflejo

Irina se apeó con cuidado del autobús. Alcanzada la acera, comprobó en el reloj de la marquesina que llegaba puntualmente al gimnasio donde trabajaba. Diez minutos después, atravesaba las puertas del mismo, saludando educadamente a los jóvenes comerciales de la entrada. Encaminó sus pasos al cuartito del personal. Una vez en él, sacó de su taquilla la percha donde descansaba con pulcritud su uniforme de trabajo verde y blanco, así como sus zapatillas de goma. Tras terminar de cambiarse, salió de la estancia empujando su carrito de limpieza. En el pasillo se topó con Eduardo, con el que acordó verse a media tarde para el descanso del café. Eduardo era otro trabajador de la limpieza de mediana edad, ecuatoriano de nacimiento aunque llevaba muchos años en el país. Le gustaba venir cuando libraba a la sala de máquinas, cosa que Irina no entendía, bastante gimnasia hacían ellos ya limpiando los inalcanzables cristales, salvo, pensaba, que lo hiciera por su hijo adolescente que solía acompañarle. Tras despedirse de él, se encaminó hacia los vestuarios femeninos. Esa tarde comenzaría fregando las duchas aprovechando que por la hora éstas no estarían muy concurridas. Observó su reflejo en uno de los espejos. Irina era una mujer que justo acaba de alcanzar los cincuenta. Menuda, bajita y encorvada, llevaba el pelo corto y rizado de un color rubio ceniza. Distaba de tener una sonrisa bonita, de hecho cuando lo hacía se le marcaban las arrugas de la cara y mostraba un no muy favorecedor diente de oro, sin embargo solía hacerlo con frecuencia y le confería calidez a su expresión.

Dejó aparcado el carrito, y tras ponerse unos guantes de goma, armada con un cubo de agua jabonosa y una gran fregona, comenzó con la limpieza. Al poco apareció ella, como siempre ataviada con un bañador negro y aquel semblante ... Estaba más que acostumbrada a ver mujeres variopintas que pasaban por aquel vestuario: jóvenes, maduras, ancianas, amables, altivas, educadas, maleducadas ... en cambio a ésta le costaba encasillarla, sólo tenía claro que la intranquilizaba. De entrada le parecía de una edad indefinida, claro que Irina no era muy buena calculando edades, además, tampoco ayudaba que la pobre muchacha estaba lisa como una tabla de planchar. Tampoco que soliera vestir siempre con ropa deportiva oscura. Pelo corto, delgada, de mediana estatura, y ningún rasgo más especialmente reseñable, salvo esa mirada perdida y ausente como si le costara focalizar ... justo en ese momento sin gafas el efecto se intensificaba aún más. Recordaba un día en que la asustó al interpelarla por la espalda sin que ella la hubiera oído acercarse. - Disculpe - le dijo educadamente - había que reconocer que su tono de voz era extrañamente agradable - me he encontrado este cepillo olvidado - y tras tendérselo se alejó sin más. Irina no sabía muy bien por qué pero ese gesto la enterneció, tanto es así que al día siguiente quiso la casualidad que se la volviera a encontrar y en un impulso le dijera - Te has cortado el pelo, te sienta muy bien - En verdad Irina no sabía que le había impulsado a decir aquello. Primero porque se consideraba comedida y poco espontánea y segundo porque a la mujer el corte le sentaba como a un santo dos pistolas, sin embargo era la única vez que Irina recordaba haberla visto sonreír y escucharla decir con arrobo y timidez un muchas gracias.

La mujer se dirigía directa a la ducha que acaba de limpiar. Irina, que para estas cosas solía ser paciente, no supo por qué en este caso, este hecho la irritó y con un tono algo cortante le dijo - disculpe justo acabo de limpiarla, ¿le importaría ocupar otra? - Oh, no me había dado cuenta, claro que no, y perdonde - Irina se arrepintió al instante del tono empleado, quizás porque su reacción le pareció genuina, quizás por verla desandar sus pasos como si de un patito despistado se tratara... 

Continuó afanándose en la tarea. Tras terminar, se dirigió a los lavabos para limpiar los espejos. Ahí estaba ella otra vez, peinándose. Las miradas de ambas se encontraron, quedando atrapadas en la imagen del cristal e Irina sintió que sus miembros se paralizaban. Por primera vez supo descifrar lo que aquellos ojos transmitían: desesperación...

viernes, 19 de diciembre de 2014

La Santa

SINOPSIS

Años 50. En el prestigioso colegio Rosas del Cares –al que todo el mundo llama Manderley–, un internado de señoritas enclavado en las entrañas de los Picos de Europa (Asturias), las tormentas de nieve y el aislamiento frente al mundo exterior forman parte de la vida cotidiana de sus alumnas. Sin embargo, el colegio siempre ha guardado celosamente un secreto atroz, y esta vez, el invierno llega con una carta de presentación terrorífica: las jóvenes están comenzando a desaparecer, una a una. ¿Dónde están? ¿Las están secuestrando? ¿El oscuro secreto de Manderley se está convirtiendo en inequívoca amenaza? 

Los lugareños piensan que es cosa de La Santa, una versión local de La Santa Compaña que va coleccionando así a las acólitas que habrán de formar su cortejo de muerte. Pero, ¿es ese el misterio que se esconde tras las desapariciones de las muchachas o las garras del terror tienen nombre y apellido...?

 CRÍTICA

Una de las cosas buenas de este año es que gracias a ser más participativa en el seguimiento de blogs, estoy descubriendo lecturas muy interesantes. Por cierto me parece increíble la actividad de muchos de ellos: además de reseñas interesantísimas, múltiples propuestas de retos, concursos, la manera fiel de responder a los comentarios… En fin, desde aquí toda mi admiración y como propósito para el año que viene a ver si me aplico un poquito el cuento yo también.

Bueno, entro en harina sin más. En varios de ellos, comentaron sobre este libro de la escritora Mado Martínez, y vista la sinopsis y sus opiniones tan positivas, no dudé en animarme. Y es que la novela, cuenta con dos tipos de géneros que me encantan: el del terror y el de la investigación. Sinceramente me parecía todo un reto poder equilibrar ambos en un mismo relato y obtener un buen resultado, y tras leer el libro, debo decir que es en este punto dónde he encontrado la única pega, pero ya volveré a esto más adelante.

La historia nos sitúa en un internado para niñas ubicado en Asturias, durante los años de posguerra. La institución, de bastante prestigio gracias a su aperturista fundadora, sufre una terrible conmoción cuando, sin explicación aparente, comienzan a desaparecer algunas de sus alumnas. Poco a poco el miedo y la superstición se adueñan de sus miembros así como de los aldeanos…

Para mí, lo mejor sin duda de la novela es la atmósfera que la autora consigue crear desde la primera página. En mi caso al menos, casi sin darme cuenta, me he visto recorriendo las dependencias del internado, y no por haber sido fiel lectora en mi infancia de Torres de Malory y de Las mellizas en Santa Clara :P Bromas a parte, creo que no sólo son excelentes las descripciones de los lugares, es algo más, y es que a medida que transcurren los acontecimientos, el lector es capaz de sentir el ambiente opresivo, la desconfianza, el miedo atávico que va afectando incluso a los personajes supuestamente más racionales… Yo misma me confieso con una actitud poco crédula ante este tipo de historias: cacofonías en vetustos palacios, misteriosas apariciones de monjes/as etc, sin embargo, estas leyendas siempre me han parecido interesantes. No soy del norte y desconocía el mito de la Santa Compaña, por lo que en mi caso su descubrimiento, ha sido otro punto positivo del libro. Además, el tratamiento que la escritora hace del mismo me ha parecido magnífico por equilibrado, pues no cae en la caricaturización ni en describirlo como mera superchería. En fin, la novela en este sentido cuenta con las mejores características del terror victoriano.

Respecto a los personajes, me han parecido muy ricos en matices. Quizás alguno de ellos con un punto excesivamente histriónico, pero sin llegar a desvirtuar el conjunto. En este caso, no me perdonaría spoilear ni un poquito, por lo que sólo diré que nunca he sido temerosa de los muertos, en cambio creo que sí es sensato cuidarse de algunos vivos pues el verdadero peligro sin duda se encuentra en “lo cotidiano”, y la novela viene a afianzar mi opinión.

Voy a ir concluyendo, volviendo al punto que ya comentaba al principio: la forma en la que la autora conjuga los dos tipos de géneros. Me estaba pareciendo magnífica hasta justo el final, donde creo que la parte de investigación resulta abrupta y no del todo explicada. Por otra parte, el estilo de la escritora me ha parecido algo farragoso en algunas introducciones de capítulos, pero sobre esto mejor ponerme en cuarentena, pues ha podido ser como consecuencia de mi ansia por avanzar en la lectura.

Salvo estos pequeños peros, no puedo más que decir que he gozado como una enana con la lectura. Muy recomendable.

PUNTUACIÓN 


sábado, 13 de diciembre de 2014

El Castillo de Saint-Chartier

SINOPSIS

Quién iba a sospechar que el vetusto castillo de Saint-Chartier, una fortaleza medieval cuyos orígenes se remontan al S.VII y que se encuentra en la tranquila y tradicional comarca de Berry, podía ser el escenario de un crimen? 

El castillo, que había albergado personajes de talla histórica tan imponente como Ricardo Corazón de León y Juana de Arco, ha sido recientemente adquirido por un argentino de origen irlandés, cuya misteriosa fortuna parece haberse forjado en lugares exóticos. Durante la fiesta de inauguración del recién restaurado castillo, el nuevo propietario aparece muerto en extrañas circunstancias y un residente recién llegado, Laurent de Rodergues, es señalado como principal sospechoso...


CRÍTICA

La verdad que tanto por el título como por la sinopsis, lo que esperaba encontrar era una novela de intriga de corte clásico. Es decir breve introducción con la presentación de una serie de personajes que por alguna circunstancia traída con calzador, se ven reunidos en un contexto de habitación cerrada y donde rápidamente uno de ellos aparece asesinado, excusa para presentar una más o menos rápida resolución del caso. Ya se sabe, de las tradicionales de mayordomo incluido en actitud "a mi que me registren..." Pues bien, nada pero nada que ver.

A bote pronto, siendo cruda y sin profundizar demasiado, me ha parecido un libro de aficionado que aunque se catalogue de novela negra, bien podría haber terminado siendo una romántica, de aventuras o paisajista. De hecho, esta obra es la primera incursión del autor en el género. Es más, el asesinato como tal, no se produce hasta pasada la mitad del libro, no siendo la primera parte utilizada para contextualizar el crimen, o no totalmente. En verdad lo que el autor nos describe es a su investigador aficionado dedicado a la vida "contemplativa" por la región francesa de Berry.

Otro aspecto que no me ha gustado, y que reconozco que afecta a mi imparcialidad, son sus protagonistas masculinos tanto el muerto como el investigador. No me costaba imaginarme al primero a lo Julio Iglesias (versión muy madura) tarareando aquello de "me gustan las mujeres me gusta el vino..." y al segundo como Alfredo Landa en su época moza, ojiplático ante la visión de las diosas suecas. Y es que si de algo no hay escasez en el libro es de personajes femeninos, pero en mi humilde opinión, no bien tratados y exudando tufillo machistoide en muchos casos.

Hasta aquí lo negativo, porque sí considero que en la segunda parte la trama va mejorando ostensiblemente concluyendo con un final sorprendente que mínimo no deja indiferente. Otro aspecto que me ha gustado, en esta ocasión del estilo del autor, es su técnica descriptiva, pareciéndome un buen escritor costumbrista.

Poco más que añadir, resumir diciendo que sin parecerme nada excepcional, puede resultar una lectura entretenida para pasar el rato. Antes de terminar, comentar ciertas curiosidades sobre el autor Ivo Fornesa. Por lo que he podido consultar, él mismo es dueño del castillo donde transcurre la historia. Ex monje, hijo mayor del ex presidente de La Caixa Ricard Fornesa ... vamos, biografía que no tiene desperdicio. Dejo un par de enlaces (enlace1, enlace2) que me han parecido interesantes en los que él mismo se pronuncia sobre su novela.


PUNTUACIÓN