sábado, 14 de septiembre de 2013

Cuernos

SINOPSIS

La vida de Ig Perrish es un verdadero infierno desde que su novia Merrin fuera asesinada un año atrás, en un episodio que, si bien le fue ajeno, tendió sobre él un manto de sospechas que nunca pudo quitarse de encima. Una mañana después de una fuerte borrachera, se encuentra con que le han crecido unos cuernos en su frente. Al principio cree que es una alucinación, pero los cuernos son demasiado reales... y con el paso de las horas descubrirá que éstos tienen un extraño efecto en la gente: les hace contarle sus más oscuros deseos y secretos. Así Ig se entera de que todo el pueblo, incluso sus padres, creen que fue él quien mató a Merrin. Tras el desconcierto de los primeros momentos, Ig aprenderá a sacar ventaja de ser el mismísimo diablo... Es hora de que el demonio tenga lo que se le debe.


CRÍTICA

Las comparaciones son odiosas, pero siendo lectora habitual de Stephen King me resulta inevitable hacerlo entre la obra de padre e hijo. Es cierto que el espectro de Joe Hill es considerablemente menor, pero tras haber leído "El traje del muerto" y ahora "Cuernos", diría que prefiero al padre.

Para empezar, me gusta más el estilo literario de King en cuanto a descripciones y en la manera de expresar los sentimientos de los personajes, aunque sí creo que los diálogos de Hill resultan más dinámicos. Pero lo que me hace inclinarme en favor del primero es su concepto de terror. En la mayoría de los casos, King juega sobre todo con lo imaginario o sobrenatural ("Carrie", "El resplandor", "It"), y con todos sus libros, me ha parecido de algún modo estar leyendo "cuentos o relatos". En cambio, considero que Hill donde realmente se inspira es en cuestiones tan tangibles como la maldad de las personas, y en el caso concreto de "Cuernos", con algo tan terrible como sin duda es la enfermedad.

Creo que la novela hasta que comienza a realizar el feedback al pasado, es muy original e incluso contiene pinceladas de humor negro. Pero a partir de este punto de inflexión, resulta truculenta e incluso morbosa. No sé expresarlo con palabras, y vaya por delante que me declaro atea, pero tampoco me ha gustado que constantemente aparezca la religión y el tratamiento que hace de ésta. Por todo esto, el poso que me ha dejado al terminarla es una mezcla de desesperanza, sordidez y tristeza, por lo que sólo la recomendaría a lectores con ánimo muy férreo.

PUNTUACIÓN 

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